Estudian diferencias genéticas en la manifestación del dolor

¿Cómo se siente el dolor? Esta pregunta no tiene una única respuesta. Quemaduras, cortes, golpes, fracturas y contracturas son algunas de las eventualidades físicas que dan lugar a una compleja experiencia sensorial que se sabe no todas las personas perciben ni expresan de la misma manera. Desde el punto de vista de la medicina esta cuestión resulta muy importante, teniendo en cuenta que esas diferencias podrían aprovecharse para lograr tratamientos cada vez más específicos.

“Los circuitos neuronales de señalización del dolor son muy complejos; hay una enorme cantidad de genes implicados en el proceso de transmitir un mensaje como, por ejemplo, ‘me duele la muela’. Nosotros estudiamos algunos de ellos”, cuenta Cecilia Catanesi, investigadora adjunta del CONICET en el Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP-CICPBA) (Argentina), donde lleva adelante una línea de trabajo sobre diversidad genética y su relación con las vías en que se expresa esta percepción.

Su equipo está abocado al análisis de genes relacionados con el dolor, para encontrar entre sus variantes una correspondencia con las percepciones manifestadas por distintos grupos de personas. Además de diversos estudios realizados a partir de pacientes hospitalizados; también ha concluido algunos sobre la población en general, y precisamente uno de ellos acaba de publicarse en la revista Journal of Oral & Facial Pain and Headache. En este caso, los especialistas encuestaron y tomaron muestras de saliva a voluntarios de las ciudades de Resistencia (Chaco) y Corrientes y de un municipio chaqueño llamado Misión Nueva Pompeya, en cuyos alrededores hay gran presencia de comunidades nativas, especialmente wichí.

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