¿Cuántos elementos han descubierto los científicos españoles?

El primero de los descubrimientos de estos elementos esta envuelto en un halo de polémica, pues tanto ingleses como españoles se atribuyen el merito de la hazaña. No obstante, la historia tiene como eje vertebrador la figura del naturalista y militar sevillano Antonio de Ulloa y de la Torre Giral.
Dícese que Ulloa descubrió dicho elemento en América, y que este le dio el nombre de platina por su parecido con la plata. Concretamente lo encontró durante el viaje que inicio en 1935 por América, en la región de Esmeraldas -entre Colombia y Ecuador-, donde ya los pueblos precolombinos sabían de su existencia. Durante el regreso de América a la península, cuentan los escritos de la época que Ulloa fue apresado por corsarios y llevado junto a ellos a territorio británico.


Lejos de ser ajusticiado por dichos corsarios, fue la condición de científico de Ulloa - que con 19 años ya pertenecía a la Academia de Ciencias de París- que le permitió, además de salvar el pellejo, ingresar en la Royal Society. Durante su estancia en Londres parece ser que Ulloa hizo conocedores a sus camaradas ingleses, entre otros de sus hallazgos, de la existencia de la llamada platina.
Hasta entonces, minuspreciado por haber sido considerado un subproducto o impureza obtenido en la extracción del oro, muy pronto el platino por sus propiedades, comenzaría a volverse bastante popular. Y fue de esto modo que por una vía completamente distinta, otros ingleses supieron del elemento. Así, concretamente Charles Wood lo encontraría en Jamaica en 1741 y se lo enviarían al médico William Brownrigg para que este los estudiase. Pese a que en ambos casos el descubrimiento pasó por los oídos de Sir William Watson, físico de la Royal Society, y este admitió saber por Ulloa del platino con anterioridad, Wood y Brownrigg estudiaron y describieron el elemento, y es desde entonces que existe esta polémica por su descubrimiento.


Solo unos años después se dio a conocer el wolframio, llamado tungsteno con anterioridad y el único elemento aislado y descrito concretamente en España, un logro alcanzado en 1783 por los hermanos Juan José y Fausto Elhuyar en el Real Seminario Patriótico Bascongado de Bergara, en Guipúzcoa.
Finalmente, en 1801 el científico hispano-mexicano Andrés Manuel del Río Fernández encontró el elemento 23-el que tiene ese número atómico en la tabla periódica- en una mina de plomo mexicana. Lo llamó eritronio -entre otros nombres- por tornarse rojizo al calentarse y entregó unas muestras a su amigo Alexander von Humboldt para que las analizara el químico francés Hippolytte Victor Collet-Descotils. Este, equivocadamente, le respondió que era un compuesto de cromo, así que pensó que su descubrimiento era erróneo.

 Tres décadas más tarde, en 1830, el químico sueco Nils Gabriel Sefström redescubrió el colorido elemento y lo denominó vanadio en honor a la diosa de la belleza Vanadis de la mitología escandinava. Al año siguiente, su colega alemán Friedrich Wöhler confirmó que se trataba del mismo elemento que ya había encontrado Del Río.




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